Artículo publicado en la Edición impresa 114 (Mayo - Junio 2016) de Periferia Prensa Alternativa
Por Miguel Ángel Romero
El proyecto de plan de desarrollo de la administración de
Federico Gutiérrez, difiere a la apuesta que ciudadanos y organizaciones
plantean en materia de construcción de paz.
El debate del plan de desarrollo y posconflicto es un tema
importante para Medellín debido a que por esta ciudad han cruzado todos los
actores del conflicto; cifras de la Unidad de Reparación de Víctimas y la
Secretaria de Inclusión Social de Medellín, señalan que la ciudad registra un
total de más de 600 mil víctimas, donde un 72% corresponde al
desplazamiento intraurbano. Por esta razón, el posconflicto en la ciudad pasará
por la dignificación de las víctimas hasta la reintegración a la vida civil de
los excombatientes, asuntos que está poniendo en cuestión la actual propuesta de
plan de desarrollo de la ciudad.
El nuevo alcalde de Medellín quedó electo por el movimiento
“Creemos” bajo el lema de ser un candidato independiente, alejándose de la
sombra de sus anteriores mentores políticos, Sergio Fajardo y Álvaro Uribe
Vélez. Sin embargo, su cercanía al uribismo es innegable, ya que a pesar
de haber enfrentado en las pasadas elecciones al candidato del Centro
Democrático, en 2011 Federico fue el candidato a la alcaldía de Uribe y en 2014
hizo campaña presidencial a Óscar Iván Zuluaga, desde donde criticó fuertemente
el proceso de paz de la Habana con las FARC.
En el pasado plan de gobierno Federico afirmó que “La Habana
es un tema mucho más político que efectivo, y que la firma de un acuerdo –
cualesquiera sean las características del mismo– no significarán paz en
nuestros territorios”. A pesar de esto, durante la pasada campaña electoral a
la alcaldía el tono de sus críticas bajó, e inclusive el entonces candidato
firmó un compromiso en una agenda de posconflicto propuesta por La Mesa Interinstitucional Voces de Paz, el cual incluye asuntos como la continuidad en la búsqueda de
desaparecidos en La Escombrera, el Informe de Memoria Histórica "Medellín
¡Basta ya!" y la convocatoria del Consejo Municipal de Paz. Ahora en la
Alcaldía, estos temas vuelven a generar un debate con la presentación del Plan
de desarrollo de su administración.
El plan de desarrollo ha tenido algunos traspiés debido a
las múltiples críticas desde la presentación del anteproyecto, por ejemplo
Medellín Cómo Vamos señaló que las metas del plan eran poco ambiciosas,
cuestionó aspectos técnicos como el uso de indicadores y la falta de
justificación de los enfoques de éste. Para el caso de la propuesta que
actualmente está en discusión en el concejo lo que ha sorprendido a algunos
sectores es el menosprecio por la paz e invisibilización de los Diálogos de la
Habana. El malestar parte del no cumplimiento de compromisos adquiridos en la
campaña electoral, y de que la propuesta de construcción de paz que
plantea la administración se supone es desde el territorio, pero las voces
ciudadanas no comprometen ni cambian lo que la administración propone. Este es
el caso de los encuentros ciudadanos que sea realizaron al iniciar la
administración nombrados como “La Ruta de Medellín”, lugar en el que muchos
ciudadanos se dieron cita para proponer asuntos de importancia para la ciudad,
entre ellas las víctimas del conflicto, que ahora, en plan de desarrollo, no
ven reflejadas sus propuestas.
Tras el debate del anteproyecto, los cambios en materia
de paz se dieron sólo en diagnósticos e indicadores de programas, que
anteriormente no estaban o quedaban cortos, pero en el fondo no hubo
modificaciones, de hecho la apuesta de la actual administración sigue siendo la
misma a la del plan de gobierno. Lo cual, en términos programáticos es lo que
suele suceder, pero deja en la discusión muchas preguntas frente a la escucha
de las propuestas ciudadanas en los espacios como la llamada “Ruta de
Medellín”.
La ruta que plantea la alcaldía
Los temas relacionados a la paz en el plan de desarrollo no
son una dimensión; se encuentran como un reto dentro de la dimensión
“Entre todos recuperamos la seguridad y la convivencia ciudadana”,
en donde se aborda la seguridad, la convivencia, y finalmente la paz. Se
debe mencionar que en todo el plan de desarrollo, la palabra posconflicto
aparece cuatro veces, mientras la palabra seguridad aparece 388 veces.
Sobre el reto de la construcción de paz, en el plan de desarrollo
no se hace mención al conflicto armado, ni a los procesos de paz
con la insurgencia. La historiadora Marta Villa dice que “hay que entender un sentido de la paz relacionado con el acuerdo de la Habana, con la negociación del conflicto armado; y otro en relacion con la cultura de paz, que nos compete a todos como sociedad; trabajar en las dos perspectivas es necesario, el plan habla por ejemplo de cultura de paz, el interrogante que nos queda es qué postura va a tomar esta ciudad y esta administración en relacion con el conflicto armado,si hay un acuerdo en La Habana; eso creemos que no está claro”.
Por esta razón, no hay claridad frente a cuál dependencia
municipal se encargará de las acciones de la Alcaldía en materia de paz,
pero además, proyectos relevantes para las víctimas del conflicto con relación
a la verdad, como lo son búsqueda de desaparecidos en La Escombrera, no
aparecen. Igualmente, se mencionan dos aspectos importantes como lo son
integración y educación para la paz, pero de manera general, lo cual no permite
conocer cómo será la apuesta por la reintegración, a la vez que tampoco
se menciona a quiénes se buscará reintegrar, y tampoco se menciona la pedagogía
sobre los procesos de paz para informar a la ciudadanía.
Lo que exigen las víctimas
El pasado 16 de abril, en el concejo de Medellín, se dieron
cita las organizaciones de víctimas de la ciudad para poner su voz en el debate
sobre el plan de desarrollo. Mientras los concejales brillaron por su ausencia,
las tribunas estaban abarrotadas de mujeres y hombres, la mayoría
adultos, que llevaron pancartas con consignas que pedían más presupuesto para
vivienda, garantías para su ejercicio político, no más represión, entre otras
cosas.
“Disminución en presupuesto para el cemento y represión, y
aumento para cerrar la brecha de desigualdad” expresó Gloria Cecilia Quiceno,
de la Mesa de Víctimas, durante su intervención. Recordaron que
muchas de estas organizaciones se han constituido para garantizar la
subsistencia de las personas víctimas. Igualmente, de manera respetuosa
pero decidida, exigieron correspondencia en los ejercicios de incidencia
en los que participaron durante todo este año; piden que se les reconozcan y
les den espacio en la política pública de atención a víctimas. En conclusión,
exigen una política que trascienda las condiciones de su victimización, no sólo
una política que visibilice las cifras de reparación, y en palabras de Martha
Cecilia Suescún: “Las propuestas para víctimas no tendrán sentido si al
implementarlas no tienen en cuenta a la población víctima del conflicto, como
lo contempla la ley”.
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