Artículo publicado en la Edición impresa 115 (Marzo - Abril 2016) de Periferia Prensa Alternativa
Por Comunidad Sirirí
Fuente: Fundaciòn Paz y Reconciliaciòn |
El Pacífico colombiano se ha
caracterizado por estar inmerso y determinado durante varios siglos por los
vaivenes del mercado mundial, bajo esta dinámica se ha decidido qué producir y
hacia dónde exportar, pasando por España, Gran Bretaña, Estados Unidos y ahora
China y el resto de Asia. Estas cosas no suceden como algo natural, detrás de
la historia de exclusión, violencia y pobreza que deja este legado hay pequeños
grupos que han tomado las decisiones y que además han acumulado fortunas para
ellos y sus amigos, siendo totalmente indiferentes con la vida de la mayoría de
las personas que habitamos este territorio, sus comunidades y el medio ambiente
que nos rodea. ¿Acaso sabemos quiénes son y los intereses que los mueven?
El
centro de la región
Este inmenso territorio conformado por 4
departamentos tiene profundas desigualdades a su interior, solo por mencionar
un aspecto: para el 2014 el PIB de estos sumó 68.5 billones de pesos, de los
cuales el 73.98% (50.7 billones) correspondió al Valle del Cauca. Esto es
resultado del mayor desarrollo empresarial en este departamento, donde algunas empresas
juegan a nivel internacional y son mucho más grandes que las del resto de la
región. La presencia de multinacionales es una característica en común, pero su
principal concentración se da en el valle del río Cauca.
Sobre este valle geográfico se ubican
grandes intereses que se extienden hacia Buenaventura y van mucho más allá. En
el norte del Cauca, donde comienza esta subregión, se ubican el 81.7% de las
empresas grandes y el 21.4% de las microempresas del departamento en un
entramado que incluye seis zonas francas al lado de grandes extensiones de
cultivo de caña de azúcar y dos ingenios. Pero esto es solo el comienzo, pues
como mencionamos anteriormente, “la cereza del pastel” está en el Valle del
Cauca, allí se ubican 10 de los 13 ingenios agrupados en ASOCAÑA, además de 10
zonas francas y dos más en proyección. Esto es fundamental porque si bien los
ingenios controlan una buena parte del territorio, hoy el sector más importante
para la economía es el de servicios, el cual aporta algo más del 60% del PIB
del departamento siendo de lejos los “servicios financieros, de seguros,
actividades inmobiliarias y servicios a empresas” los que generan el mayor
pedazo de la torta, con algo más de 13 billones de pesos al 2014 – 26.3% del PIB departamental –.
Allí están empresas como el Banco de Occidente,
que hace parte del Grupo Aval de Luis Carlos Sarmiento; pero también agrupaciones
como el Grupo Empresarial Coomeva y una de las principales constructoras del
país: Conalvías Construcciones. Esta ha estado involucrada en proyectos como la
represa del río Ranchería, algunas vías relacionadas con Hidrosogamoso, además
de la expansión de la REFICAR, la Ruta del Sol, varios tramos del Transmilenio,
del MIO y de Transcaribe. Adicionalmente hay otros grandes actores como Tecnoquímicas,
Fanalca y la Organización Carvajal. Estas junto a varias multinacionales que
tienen una importante presencia en este territorio, además de las empresas más pequeñas, configuran el corazón
económico de la región.
Sin embargo el entramado de poder no se
queda solo ahí, el centro económico convive con toda una red de viejos y nuevos
poderes en el Estado, de los cuales muchos coexisten a su vez con la sombra del
siempre presente poder del narcotráfico y el paramilitarismo, el cual despliega
un amplio control territorial sobre toda esta zona. Este tipo de prácticas los
une con el resto de la región, en donde si bien no hay un desarrollo económico
tan grande como el del Valle, conviven empresarios rentistas con un sector
político alimentado por esa lógica.
Las
rentas y el poder en el territorio
La participación que tiene esta región en
el Estado no es para nada despreciable, por ejemplo en el Senado el Valle
cuenta con 11 curules, el Cauca con 4, Nariño con 6 y Choco no cuenta con
ninguna, lo que les da 21 curules de 102; esto sumado a otros entes como
ministerios o puestos en el Ejecutivo les da un relativo poder en el Estado que
no dudan en desplegar cuando es necesario. Por ejemplo, cuando se negoció el
TLC con EEUU los ingenios lograron preservar algunos mecanismos de protección,
además una de las apuestas estratégicas de la élite es la agroindustria, en
donde esta región juega un papel vital. Los grandes barones y baronesas
(Dillian Francisca, Roy Barreras, Abadías, Martínez Sinisterra y demás) son
alimentados por contratos permanentes desde el gobierno nacional, manteniendo
bien aceitada la maquinaria para el gobernante de turno.
Sin embargo no todo tiene que ver con
Bogotá; históricamente ha habido una confluencia de intereses pocas veces
golpeada entre las élites articuladas con el poder en la capital y las élites
más locales ligadas a los vaivenes del mercado global y, en muchos casos, la
violencia: minería legal e ilegal, narcotráfico, rentas de gobiernos a niveles
municipal y departamental, entre otras. Llama la atención que en términos de
participación en el PIB en los departamentos de Choco, Nariño y Cauca el
principal sector sea el de servicios
sociales, comunales y personales donde de lejos el principal componente es
“Administración pública y defensa; seguridad social de afiliación obligatoria”
con participaciones de 15.5%, 11% y 8.4% respectivamente.
En las zonas rurales la puja es
permanente entre comunidades organizadas, latifundistas y algunas
multinacionales y sus aliados: Smurfit Kappa en Cauca y Valle, Anglo Gold
Ashanti en Nariño, Cauca y Choco, en este último junto a Glencore, Colombia
Hardwood y Votorantim Metais, entre otras. Allí confluye una vorágine de
intereses que mezclan capitales nacionales y multinacionales, mafias,
autoridades tradicionales enceguecidas por el brillo pasajero e hipócrita,
actores violentos y la búsqueda de vida digna de la gente del común; detrás de
esta vorágine solo van quedando territorios destruidos, al lado de la pobreza y
marginalidad de siempre, además de la acumulación de riqueza desproporcionada
de unos pocos.
¿Qué
se viene?
Foto: Panorámica del Valle del Cauca. |
El diagnóstico ha sido claro, con el Plan
Pazcífico van es por la gran riqueza que aún queda y los recursos que tiene
esta región. Para lograr tener mayores rentabilidades necesitan desarrollar
grandes proyectos de infraestructura que van desde nuevos puertos, autopistas y
aeropuertos, hasta las denominadas acuapistas y nuevas carreteras. En términos
del desarrollo de la infraestructura hay grandes firmas colombianas y españolas
en lo que ya se ha concesionado –que puede ser revisado en la web
www.ani.gov.co–, teniendo en cuenta que muchos proyectos, como la Acuapista del
Pacífico aún están en estudios, aunque ya hay recursos destinados para ello.
Esto ya viene andando, el PND 2014-2018 ha dado los lineamientos generales y ya
hay un CONPES (3847) que autoriza crédito público externo por hasta 400
millones de dólares, recursos que irán destinados al litoral, donde hoy se
profundiza el saqueo. Sin duda alguna grandes firmas de infraestructura y unos
cuantos “dueños del pueblo” se darán un banquete junto al que ya se dan hoy las
multinacionales, todo esto bajo la complicidad “ciega” de las elites centrales.
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