Por Equipo Periferia Bogotá
Los gobiernos suelen autodenominarse de alguna
manera y las formas en las que lo hacen
varían, como en la utilización de algún buen adjetivo que los deje bien parados.
“El gobierno de la paz”, de “la educación”, “la cultura ciudadana”, entre
otros. Incluso, algunos han nombrado su mandato justo con el antónimo de lo que
harán, como el doble gobierno de la “seguridad” –que repitió desde 2002 hasta
2010- y que al contrario de seguridad generó una red de informantes ciudadanos
que sirvió para situar a los civiles en frente del visor de la guerra. Bogotá,
la capital de Colombia, se disputa ahora entre el cambio de unos adjetivos a
otros, de “Humana” a “Mejor para todos”. Y entre ambos lemas hay una distancia
abismal.
“Ojalá podamos algún día olvidar la
palabra estrato”, discurso de posesión de Gustavo Petro
Bogotá Humana buscó hacer del ser humano el
centro de la política, y por ello construyó una inclusión real de poblaciones
difícilmente involucradas en la toma de decisiones en Colombia, como afros,
indígenas, agricultores, LGTBI e incluso de unos que parecía que políticamente
pasaban desapercibidos, como los animalistas y los antitaurinos. Ejemplo de
ello fue Clarisa Ruiz Correal, anterior secretaria de cultura, quien dirigió su
proyecto hacia dos aspectos fundamentales: la primera infancia y el respeto por
la vida en todas sus manifestaciones, incluyendo a los animales y la
naturaleza.
La Bogotá Humana creyó en la cultura y aumentó
el presupuesto de estas entidades notoriamente. El Instituto Distrital de las
Artes, Idartes, tenía en 2011 un presupuesto de 21.798 millones de pesos, luego,
en el primer año de la administración Petro comenzó con un presupuesto de
71.098 millones y en 2015 aumentó a 142.780 millones. Además se generó desde el
gobierno una descriminalización del grafitti, y se incluyó y dignificó a ese
tipo de artistas, comenzado porque cambió la forma de llamar su oficio con un
eufemismo, de grafitti a arte urbano.
No todo fue tan positivo, fue humano incluso
en equivocarse continuadamente. El gobierno Petro tuvo errores trascendentales
en aspectos de planeación urbana y no alcanzó metas tan ambiciosas como la
descontaminación del río Bogotá o la cobertura total de agua potable para todos
los estratos socioeconómicos, entre otros. Pero es claro que logró grandes
avances sociales, que como dijo Clarisa Ruiz “solo un gobierno progresista
alcanza”. Y estos crearon un colchón que permitirá a Peñalosa no comenzar su mandato
en cero, tiene ya un camino avanzado, por lo menos en la inclusión social.
Peñalosa ha estado
preparándose para ser Alcalde desde hace más de una década. “Será necesario
hacer una labor sin precedentes, para reducir los gastos no estrictamente
indispensables en todas las entidades y hacer que cada peso de impuestos y
tarifas que pagan los ciudadanos con esfuerzo, produzca resultados que mejoren
efectivamente la vida de los bogotanos”, aseguró Peñalosa en su discurso de
posesión. Y es que
hoy, al recibir la nueva administración, su gabinete ha manifestado que se
encontraron con muchos y poco efectivos consejos ciudadanos, con cargos
públicos en espacios donde no son necesarios y con un esfuerzo ambicioso de
abarcar tanto que al final puede parecer poco eficiente. Peñalosa propone la
reestructuración de los espacios de participación ciudadana, la pregunta es
cómo va a hacerlo, cómo va a incluir de manera eficiente a esas poblaciones
históricamente excluidas. Allí está el gran reto, en hacer de la participación
ciudadana un espacio eficaz y eficiente, sin sacrificar la inclusión por la
rentabilidad.
“Bogotá
en los próximos 40 años debe ser tres veces la Bogotá que es hoy” su discurso
de posesión de Enrique Peñalosa
Uno de los temas descuidados por la
administración Petro fue el patrimonio, ya que los esfuerzos se enfocaron más
en lo social que en lo patrimonial. En el nuevo gobierno el Instituto Distrital
de Patrimonio Cultural, entidad adscrita a la Secretaría de Cultura, Recreación
y Deporte, recibirá el aumento presupuestal que no dio el anterior burgomaestre.
Peñalosa viene con la firme intención de emprender un proceso como en el que se
ha embarcado Medellín en los últimos años, embellecer el espacio público, con
el agregado que en Bogotá además se quiere recuperar y mantener el patrimonio.
Es este un tema desde luego importante, pero debe estar acompañado de planes de
empoderamiento social, ya que el monumento es la forma, pero la memoria es el
contenido. El actual gobierno planea hacer un plan de conservación y reparación
del centro histórico, para transformar ese espacio en un territorio habitable, pero
habrá que esperar la respuesta de la ciudadanía a dichos planes, con la firme
esperanza de que el proceso social sea más fuerte que el arquitectónico y no
esté acompañado de desplazamientos urbanos.
Peñalosa informó a su gabinete sobre la
necesidad de generar alianzas público privadas para unir esfuerzos hacia el
mejoramiento de los procesos de la administración pública. Resultado de ello
será la posible unión de los festivales Jazz, Colombia y Salsa al Parque; para
los que el nuevo director de Idartes, el actor Juan Santiago Ángel, propone
buscar alianzas con empresas privadas que den mayores patrocinios en los
eventos. Por su parte la nueva secretaria de educación, muy acorde con lo dicho
por el Alcalde, ha informado que hay una necesidad de incentivar la demanda y ligarse al sector privado, mediante los
“colegios por concesión”.
Los medios de comunicación generaron una
presión ahogante en la administración Petro, en la que todo fue “el gran
escándalo”. No tanto ruido se hizo con el tema de Peñalosa y el Institute of
Transport Development Policy (Instituto de Políticas de Desarrollo de
Transporte), aunque algunos medios lo han mencionado. Como El Espectador,
periódico que en días pasados publicó que “es
noticia, conocida y difundida por medios y redes sociales, la vinculación del
Alcalde en 2001 al Institute of Transport Development Policy (ITDP) y a su
órgano de directores en 2006, lo cual le imprime un evidente sesgo a las
soluciones urbanas de transporte que él decida tomar. Esta institución, que
preside desde 2009, según su director ejecutivo, Walter Hook, ha ´diseñado,
apoyado e inspirado´ desde 2004 más de 54 sistemas de Transmilenios o Bus Rapid
Transit (BRT), como ´solución pragmática´…”. Debe recordase, por
ejemplo, que la instauración del Transmilenio en el primer gobierno Peñalosa,
atrasó la construcción del metro de Bogotá. Sin embargo, es temprano para hacer
acusaciones, pero se está a tiempo para prevenir consecuencias.
La gran apuesta de la “Bogotá mejor para
todos”, será la cultura ciudadana, pero la pregunta es si será una cultura
ciudadana enfocada en costosas campañas, para que las personas no se pasen los
semáforos en rojo y los ciclistas utilicen el casco, o si será una cultura
ciudadana enfocada en el empoderamiento de los ciudadanos de los derechos
civiles que los cobijan y de la construcción colectiva del espacio público. Como
lo explica el analista en comunicación política y docente de la Universidad
Externado de Colombia, “El ejercicio retórico
de la administración de Petro, en el que toda la comunicación sensible pasaba
por él, no permitió que muchas de sus buenas prácticas de política cultural
tuvieran eco en los ciudadanos. Lo que se sabe hasta ahora es que la cultura
ciudadana y sus estrategias de persuasión para incidir en los comportamientos
ya están terminando de pensarse y prontamente veremos la traducción de la
“Bogotá Mejor Para Todos”, en diferentes temas como ahorro del agua, el espacio
público y movilidad, entre otros. Pues ya se comunicó que este aspecto lo liderará
Mockus (creador de un concepto revolucionario de la cultura ciudadana en su
gobierno)”.
Volviendo al principio. La
Bogotá Humana propendió por el ser humano en su integridad, y al traducir la
“Bogotá mejor para todos”, humanos somos todos y mejor para todos ¿sería
hacernos más humanos? Parece lo mismo pero no es. Habrá que ver qué de
progresista, en el sentido humano y no económico, trae este nuevo gobierno.
Hasta ahora comienzan a verse los planes de la nueva administración y los errores
de la anterior. Las cartas ya están sobre la mesa y las manifestaciones y
agresiones que hubo en Transmilenio en días pasados ya permiten comenzar a sacar
conclusiones.
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