Por
José Abelardo Díaz Jaramillo
El
semanario Frente Unido fue la publicación
que acompañó al proyecto político del Padre Camilo Torres Restrepo, y con la
cual se pretendió articular aspiraciones y dinamizar la contienda
revolucionaria en 1965. Si bien tuvo una existencia fugaz (llegó apenas a trece
números), adquirió un protagonismo inédito que merece ser reflexionado a la luz
del presente, para comprender el impacto que despertó la propuesta del Padre
Camilo en el país y los propósitos que acompañaron al semanario, y que a
nuestro juicio fueron educar, agitar e
informar, en clave de la construcción
de una sensibilidad proclive a la
lucha revolucionaria.
1965: un año de agitación política
En
1965 un hecho inédito se registró en Colombia. Un sacerdote que además fungía
como investigador social y docente
universitario, apenas conocido en ciertos círculos sociales, irrumpió en la
vida política nacional, convirtiéndose en poco tiempo en un reconocido líder
que, de la mano de la divulgación de un conjunto de tesis que cuestionaban el carácter
antidemocrático del régimen que imperaba en el país, promovió la organización de
distintos sectores en un frente político para producir un cambio radical de
aquel sistema. A esta unión de fuerzas la denominó Frente Unido, la cual fue,
sin duda, la expresión más acabada de la parábola política del Padre Camilo. Concebido
como un bloque de poder capaz de ponerse a la cabeza de un proceso
revolucionario, el Frente Unido surgió formalmente el 22 de mayo de 1965, reuniendo
a sectores de las más diversas tendencias (izquierda tradicional, nueva
izquierda, cristianos, no alineados, etc.), identificadas en la crítica al
pacto oligárquico denominado Frente Nacional.
Entre
mayo y octubre de 1965, es decir, desde el momento en que anunció la creación
del Frente Unido hasta cuando decide vincularse a las filas del Ejército de
Liberación Nacional, el Padre Camilo desarrolló una intensa agitación que
contempló correrías por diversos departamentos del país. En reuniones, mítines
y conferencias expuso sus planteamientos que se sintetizaban en el cuestionamiento,
desde una lectura democrática radical, al sistema político con el que las
elites bipartidistas controlaban el país y una crítica a los procederes de la
izquierda, que solían estimular enfrentamientos y divisiones. Si bien la
presencia del Padre Camilo fue corta, resultó rica en enseñanzas, algunas de
las cuales continúan teniendo enorme relevancia.
Una
de ellas es la tesis sobre la necesidad de constituir un frente de fuerzas políticas
capaz de promover un nuevo país, con una democracia real, es decir, con una activa participación de los
sectores populares en la conducción de sus destinos. En su interés por promover
una sensibilidad revolucionaria, el
Padre Camilo impulsó la creación de un medio impreso que se denominó Frente Unido, el cual a pesar de su corta
existencia, expresó no solo el momento político al interior del campo de la
izquierda del país, sino que cumplió un papel especial como actor movilizador, al convertirse en un
instrumento para informar, educar y agitar a favor del proyecto político del
padre Camilo.
Irrumpe el semanario Frente Unido
El
3 de julio de 1965, a su regreso de Lima, el Padre Camilo anunció la aparición
de un periódico que tendría como propósito “la politización de la clase popular
y la difusión de las ideas del Frente Unido”. El primer número apareció el 26
de agosto de 1965, agotándose pronto los 50.000 ejemplares que se editaron, lo
que obligó a una nueva reimpresión en horas de la tarde. En la concepción del líder,
el periódico debía ser financiado por las clases populares con su compra, porque
como él mismo lo señalaba en las intervenciones públicas, la oligarquía no iba a
financiar un periódico que estaba “destinado a derrotarla”. De hecho, el Padre
Camilo se refería al semanario Frente
Unido como “el periódico de la revolución”.
Las
ediciones mantuvieron una regularidad entre el primer número (agosto 26) y el
décimo número (octubre 28). El número posterior tardó más de una semana en
salir (noviembre 18), y nuevamente hubo una demora en la edición del que
vendría a ser el último número, que apareció un mes después de haber sido
publicado el doceavo número. Dos razones explican estás interrupciones. En el
caso de la primera, por las dificultades propias de la edición y publicación de
este tipo de periódicos (escasez de papel, costos, etc.). En la segunda, por el
hecho de que Camilo se había incorporado en octubre al ELN, y su ausencia, conocida
al interior del Frente Unido, afectó el trabajo del equipo editor del
semanario.
En
las trece ediciones se utilizaron diversos formatos y en ellas escribieron
miembros de las distintas agrupaciones que estaban vinculadas al FU, y que se
articularon a las labores de distribución del semanario. También en la tarea de
distribución, las denominadas brigadas estudiantiles cumplieron un papel
destacado.
Educar, agitar, informar
En
la concepción del Padre Camilo, el periódico debía tener propósitos estratégicos
como servir para divulgar la plataforma del FU a lo largo y ancho del país, y
especialmente entre los sectores populares; además, y esto es importante, debía
contribuir a la generación de organización y aglutinar en torno a él a sectores
sociales que estuviesen de acuerdo en lo fundamental: la unidad del movimiento
popular. En ese sentido, el Padre Camilo advertía que el papel de una
publicación debía ir más allá de informar, al considerar que la divulgación del
semanario era en sí una “labor de trabajo político”, que haría posible
organizar, financiar y capacitar políticamente al Frente Unido. Esto explica lo
dicho por el líder revolucionario en alguna oportunidad: “(…) la distribución
de nuestro semanario es una de las tareas inmediatas y vitales”, ya que
permitirá “armar el aparato revolucionario necesario para que la clase popular
se tome el poder”.
La
educación política también fue un propósito especial del semanario. Incentivar
el interés de los sectores populares por la política revolucionaria demandaba
promover el ejercicio de la lectura y la difusión de concepciones sobre lo
político de forma sencilla. Algunas secciones del semanario reflejan tal
interés: Diccionario económico elemental,
Trabajo político, Consignas, Cartas.
También fueron publicados importantes documentos en las distintas ediciones, los
cuales estaban redactados en forma sencilla. En la primera edición aparecieron
cuatro textos: Plataforma del Frente
Unido, Por qué no voy a las
elecciones, Mensaje a los cristianos y
Mensaje a los padres de familia. En cada una de las ediciones siguientes
fueron apareciendo los otros mensajes: a los comunistas, a los militares, a los
no alineados, a los sindicalistas, a los campesinos, a las mujeres, a los
estudiantes, a los desempleados, a los presos políticos y a la oligarquía (estos
cuatro últimos, no serían de la autoría de Camilo, advierten algunos
biógrafos).
Por
otro lado, desde el semanario se lanzaron consignas de acción, como la del boicot
a El Tiempo durante la semana del 6
al 12 de octubre de 1965, para disminuir la circulación de ese periódico y así
“tocar a la oligarquía donde más le duele: el bolsillo”. Y si bien la campaña no dio los resultados
esperados, su existencia permite identificar un interés del Padre Camilo porque
los sectores afines del FU divisaran la importancia política de los medios de
información de los sectores dominantes en el país, y la necesidad de
confrontarlos de distintas maneras: no acudir a sus productos e incluso destruirlos
cuando existía la posibilidad, al tiempo que se fortalecía y ampliaba el medio de
comunicación impulsado por el FU.
Finalmente,
en el ámbito de la agitación,
el semanario también cumplió un destacado papel. En este punto, la labor del
semanario coincide con la concepción del tiempo revolucionario que tuvo el
Padre Camilo, y que lo llevó a considerar la proximidad de un nuevo momento en
la lucha revolucionaria en el país, y a demandar de los militantes del Frente
Unido una preparación adecuada. Es por eso que en el semanario se dio prioridad
a la información sobre los recorridos del Padre Camilo por distintas ciudades
del país (notas acompañadas de fotografías de las concentraciones masivas), mostrando
un creciente clima de agitación social y destacando la acción represiva del
Estado como respuesta. Esta postura se evidenció también en la difusión de
noticias relacionadas con la lucha guerrillera en América Latina y
particularmente en Venezuela.
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