Por Olimpo
Cárdenas
El pasado 5 de
noviembre en medio de una fría y lluviosa mañana bogotana fueron llegando los
invitados; unos llegaron a pie, en silencio, un poco agobiados por el frío;
otras pieles negras, sonrisas blancas y esperanzas mestizas, llegaron en buses
desde Buenaventura; bajo la lluvia tenue la fila de sobreros, ruanas, bastones,
crucifijos, rastas, barbas, aretes y copetes, procedentes de todo el país,
llegaba hasta la esquina.
Todo ese
pueblo, dispuesto a montarse en largos y agotadores viajes de 10 y hasta más
horas, estaba allí para sumarse a una propuesta que prometía acercar a todas
las iniciativas de paz; tal vez por ello la emotividad que reflejaban los
invitados; Marylén Serna, vocera y líder
caucana del Congreso de los Pueblos, corroboró esa intención cuando al frente
de las comunidades en el auditorio, dijo: “esta es una invitación al gobierno
nacional, a las organizaciones y articulaciones de mujeres, a los pueblos
indígenas, afrodescendientes y campesinos, a las
organizaciones sociales del país, a los jóvenes, deportistas y artistas, a los
pobladores urbanos…”; y a una lista interminable, porque la convocatoria no tenía
límites.
El
llamamiento a construir una Mesa Social por la Paz, que fue leído a varias
voces, es una propuesta apoyada por diversas organizaciones sociales, populares
y políticas que integran movimientos como el Congreso de los Pueblos, la Marcha
Patriótica, la Cumbre Agraria y algunas comunidades religiosas, entre otras. Su
principal objetivo es convocar a la sociedad a participar en la construcción de
un proceso de paz con cambios y transformaciones sociales; que priorice los
problemas del pueblo y presione un gran dialogo nacional para buscar salida a
la crisis social, política y económica que viven las comunidades. Que aporte a
los procesos que se llevan a cabo con las Farc y el ELN, pero que supere ese
marco estrecho, involucrando a todos los sectores e iniciativas de paz, en especial a los que por una u otra razón no
se han sentido convocados a estos escenarios democráticos; así lo manifestaron los
convocantes.
Por su
parte, Ángela María Robledo, representante a la Cámara, integrante de la
comisión de paz y equidad de género del Congreso de la República se refirió a
la coyuntura como “un momento en donde se necesita una actitud imaginativa,
creativa y necesaria para conseguir una paz transformadora… que exige la
participación directa de los diferentes sectores y comunidades; una mesa social
y política para la paz”.
También,
el representante Víctor Correa consideró que para lograr una paz estable y
duradera, el gobierno debe escuchar y trabajar de la mano con los movimientos
sociales; y el senador Iván Cepeda aprovechó su exposición para comprometerse
con el naciente proceso y para aconsejar que esta mesa busque la unidad, la
articulación, la convergencia y la coordinación de todas las fuerzas sociales y
políticas para transformar el país. “Tenemos que tejer un solo proceso de paz,
un poderoso proceso de transformación de Colombia,…crear los puentes entre la
mesa de la Habana y la que se constituya con el ELN… y una comisión de empalme,
armonización y desarrollo de los acuerdos alcanzados” propuso Cepeda.
Además
denunció que “el ejército se ha convertido en una empresa de seguridad privada
al servicio de las transnacionales…para reprimir y perseguir a los indígenas, a
los campesinos, a los sindicalistas, como los de la USO, que se oponen a la
destrucción y el saqueo y deben enfrentar a semejantes compañías como Pacific
Rubiales en el Meta”. En este sentido, el congresista informó que existen 1229
convenios firmados entre el Ministerio de Defensa y empresas minero –
energéticas, que ocupan casi 70 mil militares. Según Cepeda, no puede haber paz
en Colombia si el Estado persiste en resolverlo todo con la militarización de
los territorios e invitó al gobierno a construir la paz con confianza y con
respeto a todos los pueblos.
El
senador Alberto Castilla, líder nacido en los procesos campesinos del Catatumbo,
y militante del Congreso de los Pueblos, saludó con emotividad a los asistentes
y expresó que siente que este es un momento fundamental para el movimiento
social colombiano; “los que están presentes son en su mayoría comunidades que
han sufrido en carne propia la guerra y sin embargo mantienen la esperanza y la
confianza en sus propias fuerzas como organización social… aunque deseamos que las
negociaciones con la insurgencia lleguen a feliz término, eso es insuficiente,
porque el movimiento social sufre las imposiciones del modelo económico que desplaza
cuando construyen hidroeléctricas, explotan el oro y contaminan el agua, eso
también es guerra”.
A este
acto de llamamiento de la Mesa Social por la Paz, llegaron también los saludos
del secretariado de las Farc desde la Habana, Cuba, y del ELN desde las
montañas de Colombia:
Del
saludo de las Farc, leído por Matías Aldecoa, integrante de la delegación de
paz de las Farc, se destaca: “la paz no es el acuerdo entre la insurgencia y el
gobierno… se requieren cambios mínimos que permitan revertir el ciclo de
violencia que por décadas ha padecido nuestro pueblo…se necesita un gran pacto
social que involucre a toda la Nación y por eso los acuerdos deben ser avalados
por un proceso constituyente abierto con participación de toda la sociedad… los
problemas de fondo, que no han sido resueltos en la Mesa de dialogo como el
latifundio, la extranjerización de la propiedad de la tierra, la
reestructuración del estado, la doctrina de seguridad y la concepción del
enemigo interno, la democratización de la comunicación, la suspensión de las
fumigaciones y la reforma del sistema de salud, entre otros, requieren ser
debatidos por el conjunto de la sociedad y dar salidas a los mismos”. La Mesa Social
por la Paz debe ser un esfuerzo de debate coordinado entre todos los que
trabajan por la paz; propone crear una agenda común a todos los sectores populares
y democráticos; la paz es la construcción colectiva de todos los sectores que
quieren un cambio social, y abonar el camino hacia la Asamblea Nacional Constituyente,
requiere la unidad, puntualizó Aldecoa.
En su alocución Nicolás Rodríguez Bautista, máximo comandante
del ELN, manifestó
que comparte elementos del llamamiento de las organizaciones sociales, en
especial el de la participación de la
sociedad en el proceso de paz, punto debatido y acordado en su agenda con el
gobierno, sin el cual, considera el ELN, ningún proceso tendrá éxito. “El conflicto, todos los sabemos, envuelve a la
sociedad entera, por tanto las soluciones deben tenerla a ella en cuenta,
particularmente a esa sociedad excluida y marginada del poder”. Coinciden con
las Farc en que los acuerdos entre las insurgencias y el gobierno no son la
paz, sino la aplicación de los acuerdos
y los cambios que estos produzcan para bien de la sociedad. Así mismo, enfatizó
que todos los esfuerzos anteriores con diferentes gobiernos y este son un solo
proceso. Finalmente confirmó que antes de finalizar el 2015, se hará efectivo
el anuncio del inicio de la fase pública de los diálogos entre esa guerrilla y
el gobierno de Santos.
La
participación de las comunidades asistentes también se expresó en un trabajo
por mesas, en donde debatieron sobre el cómo,
cuándo y dónde llevar el mensaje de la Mesa Social por la Paz; todos y todas
coinciden en que es un mensaje permanente, para todo el mundo y en cada rincón.
La lluvia cesó dando paso a una tarde fresca, la que acompañó a la mayoría en
su regreso a casa, con rostros llenos de compromiso y esperanza.
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