Por Sara López Acevedo
Tomada de: www.es.lapluma.net |
Como un proceso amplio, participativo, diverso
e incluyente, que busca construir propuestas hacia una salida dialogada al
conflicto colombiano, define John Pineda, vocero de la Unión Sindical Obrera de
la Industria del Petróleo – USO –a la Segunda Asamblea Nacional por la Paz.
Este es uno de los principales esfuerzos de paz desde los sectores sociales
que se ha venido gestado en el último tiempo, y que este año contó con el
apoyo del Ministerio de Trabajo y la Universidad Nacional, como entidades
convocantes.
Antecedentes históricos
En el año 1996 se realizó la Primera Asamblea
Nacional por la Paz, que tuvo como antecedentes la guerra que se concentró
contra el movimiento social organizado de sectores industriales pujantes como
Sofasa, Cementos Nare, Ingenios del Valle del Cauca, Trabajadores Agrícolas,
Nestlé, el magisterio y los obreros sindicalizados de Ecopetrol, siendo el
Magdalena Medio uno de los lugares donde más se desata esta represión, en medio
de la cual se da el asesinato de Manuel Gustavo Chacón, dirigente de la USO.
Según relata John Pineda, es “en este ambiente
de violaciones a los Derechos Humanos contra los trabajadores petroleros y
pobladores de esta región, que la USO propone a la Administración de Ecopetrol
disponer de una pequeña parte de sus ganancias para constituir lo que se llamó
el Programa de Desarrollo y Paz del
Magdalena Medio, constituido en 1995; y propone en la Convención Nacional
de este año, la necesidad que ECOPETROL se comprometa con el respeto de los
derechos humanos de sus trabajadores y de las comunidades que habitan las zonas
petroleras, y con aportar en la búsqueda de la solución política del conflicto
social y armado”.
En el marco de dicho contexto, la Primera
Asamblea propuso tratar la paz como una política de Estado, promoviendo los
Acuerdos Parciales de Vigencia Inmediata, para afectar lo menos posible las
comunidades que se encontraban en medio del conflicto, insistiendo además,
tanto al gobierno como a la guerrilla dar cumplimiento al Derecho Internacional
Humanitario - DIH. Una de las
principales conclusiones de esta Asamblea fue “sacar el petróleo, a sus trabajadores
y a las comunidades del conflicto armado, para lo cual se establecieron
diálogos entre el gobierno nacional, la USO, Ecopetrol y el ELN. En lo
organizativo, se dio inicio al proceso de construcción de la Asamblea
Permanente de la Sociedad Civil Por la Paz”, cuenta Pineda.
Segunda Asamblea Nacional por la Paz
El pasado 23 de julio de 2015 se llevó a cabo
el lanzamiento de la Segunda Asamblea Nacional por la Paz, que le dio paso a todo
un proceso de despliegue y diálogo en el ámbito territorial y regional. Sus
objetivos principales han sido contribuir a una solución política del conflicto
social y armado de Colombia; generar escenarios de diálogo a nivel regional y
nacional entre los distintos sectores de la sociedad, el gobierno y la
insurgencia, para tratar los conflictos mediante el diálogo amplio y
democrático; explorar caminos para que un postacuerdo se convierta en
desarrollo para las comunidades, hacia una paz verdaderamente estable y
duradera; promover una política minero-energética que respete a los seres
humanos y el ambiente, y que garantice que las ganancias de estas actividades
sean invertidas en el bien de las comunidades; y difundir la propuesta de Ley
Marco de Hidrocarburos que fue elaborada por la USO.
Durante los meses de julio y octubre, previo al
evento nacional que tendrá lugar el 19 y 20 de noviembre, se realizaron 40
Asambleas subregionales y 12 Regionales en distintos departamentos del país, que
como señala Pineda, les permitió llegar a municipios que el Estado no ha tenido
en cuenta para la implementación de políticas económicas, especialmente las
minero-energéticas.
Las conclusiones de estas asambleas, resaltaron
que el tema más sentido por las comunidades es el daño que la explotación
minera le causa al medio ambiente y a los pobladores del territorio. Además,
existe una demanda latente por el derecho al trabajo digno, por la
responsabilidad empresarial y estatal en la forma como se extraen los recursos,
y para que las ganancias de las actividades mineras sean invertidas en las
comunidades. Así mismo, se evidenció el desacuerdo con la política minera y
petrolera del Estado, que causa desolación, fractura y dispersión de los tejidos sociales y sus organizaciones.
Para estos espacios, estuvieron como invitados diversos
sectores sociales y populares, gremios empresariales, iglesias, gobiernos
municipales y departamentales, agencias internacionales, entre otros. Sin
embargo, el balance realizado dio cuenta de una amplia participación de las
comunidades más afectadas por la violencia y pobreza, algunos mandatarios y
entidades locales, y una nula participación de las organizaciones que agrupan
los empresarios, hecho lamentable, pues como lo explicó Pineda, es en estos
espacios que se pueden dialogar las diferencias.
Además de esto, “la Oficina del Alto
Comisionado para la Paz, entidad que debería convocar con la USO esta Asamblea,
se negó a hacerlo desde cuando se lo propusimos en diciembre del año pasado.
Por el interés del Presidente de la República y del Ministro del Trabajo, se
facilitó que el Ministerio del Trabajo fuera convocante. Y por iniciativa
nuestra también se logró que la Universidad Nacional fuera una de las convocantes”,
señala Pineda.
El evento nacional en Bogotá el 19 y 20 de
noviembre de 2015, en el que se espera la presencia de más de 1.200 delegados
de distintos sectores sociales y entidades que participaron previamente en las
Asambleas Regionales, tiene, además de los objetivos planteados, la aspiración
de consolidar una Mesa Minero energética que coordine los distintos espacios
que han adelantado propuestas y movilizaciones en pro que los recursos
minero–energéticos sean extraídos sin impactar negativamente el medio ambiente,
dignificando a los seres humanos que laboran en las empresas o que habitan en el
entorno. Se pretende “proyectar este pequeño pero valioso aporte para que el
postacuerdo de las negociaciones entre el Gobierno Nacional, las FARC-EP y el
ELN, se consolide en planes de vida, y fortalecimiento de la paz en Colombia.
Así nos sentiríamos con el deber cumplido”, puntualizó
Pineda.
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