Por
Alexander Rodríguez
Son muchas las noticias
y comentarios que se escuchan los últimos días sobre el cierre del Parque
Tayrona por petición de los indígenas y por las protestas de los pescadores
artesanales del Parque, que piden se les deje ejercer su actividad ancestral en
los sitios donde siempre lo han hecho. Algunos medios han buscando confrontar a
los indígenas con los pescadores artesanales señalando que los pescadores se
oponen al mandato de los indígenas que busca la recuperación natural del parque
y a la vez la recuperación espiritual de sus sitios sagrados, porque en
realidad lo que los pescadores reclaman es que se les devuelvan los territorios
que por tradición les pertenecen.
Foto: Danny Martínez |
El Parque Natural
Nacional Tayrona (PNNT), fue creado en
1964 mediante la resolución 191, emitida por el entonces Instituto Colombiano
para la Reforma Agraria (INCORA), considerando que el territorio que se extiende
desde Punta Minas (inicialmente incluía el caserío de Taganga) hasta la
desembocadura del Rio Piedra, eran territorios baldíos y por tanto pasaban a
hacer parte de la recién nacida zona de reserva. Esto se hizo sin tener en
cuenta a las comunidades de pescadores artesanales y a los pueblos indígenas
que desde tiempos inmemorables habitaron estas tierras y aguas, usándolas para la extracción del recurso
pesquero y para la realización de actividades de pagamento en los sitios de
línea negra, fundamentales para el mantenimiento del equilibrio universal,
entre muchas otras actividades propias del ser y existir de estas comunidades.
Recordamos como en el
2013, el Tribunal administrativo del Magdalena ordenó la suspensión inmediata
de la licencia ambiental al proyecto Los Ciruelos por no haberse consultado a
los indígenas. Al igual que le ordena a la Unidad de Parques Nacionales revisar
la concesión hecha a AVIATUR, obligándolos a delimitar los sitios sagrados y
prohibir la visita de turistas a estos lugares.
Los pescadores de Taganga
y de las bahías que hacen parte del Parque Tayrona, han visto cómo han sido
despojados sistemáticamente de sus territorios, obligándolos a desplazarse a la
ciudad o transformar su vocación económica, de pescadores a prestadores de
servicios turísticos para poder permanecer en su territorio, como es el caso de
los de Playa del Muerto, más conocida por los turistas como Playa Cristal.
En otro sector del
Parque Tayrona, el 6 de agosto de 2014, la Unidad Administrativa Especial Tayrona
ordenó el decomiso de las redes a los pescadores de la Bahía de Gairaca, lo
cual generó el inconformismo de los miembros de la Cooperativa de Pescadores de
Barlovento, quienes a través del pescador Jonatán Pacheco, interpusieron una
tutela invocando la protección de los derechos fundamentales al trabajo, mínimo
vital y dignidad humana. La corte constitucional, mediante Sentencia T-606/15,
resuelve en primera medida “tutelar
los derechos fundamentales al mínimo vital y móvil, la vida, a la seguridad
alimentaria, a la participación, al trabajo y a la dignidad humana del señor
Jonatán Pacheco Yánez, los miembros de la Cooperativa de pescadores de
Barlovento y demás pescadores artesanales del Parque Nacional Natural Tayrona”.
Esto sentó un precedente en el reconocimiento de los pescadores artesanales
como parte del territorio que comprende al Parque Tayrona.
Foto: Danny Martínez |
Por su lado, los
pescadores artesanales de Taganga siempre han manifestado su inconformismo con
la creación del Parque Tayrona, ya que esta unidad administrativa desconoce la
autonomía y la ancestralidad de las poblaciones que allí habitan. Ariel
Daniels, pescador de Taganga, dice
que: “El desplazamiento que la
resolución 191 comenzó a hacernos desde 1964 al
sacarnos de nuestros propios territorios, como el de San Antonio de
Bonito Gordo y de nuestros ejidos de Arrecifes y Cañaveral, además de toda la
legislación que sobre el parque se ha venido generando, siempre apunta directamente
a que nos vayan reduciendo”. Esto, entendiendo que los lugares aquí
mencionados hacen parte del territorio ancestral de los Tagangueros, pero a la
vez hacen parte del Parque Nacional Natural Tayrona, y por lo tanto cualquier
legislación sobre este afecta directamente la autonomía de sus pobladores.
La pesca artesanal en el
Caribe colombiano constituye una de las actividades económicas que más
contribuye a la canasta familiar de los hogares. Sin embargo, esto no se ve
reflejado en las condiciones en que las poblaciones que se dedican a esta
actividad realizan su arte. El despojo de sus sitios de pesca, las precarias
condiciones de sus embarcaciones, la disecación de ciénagas, la contaminación
por monocultivos, la entrada de embarcaciones de pesca industrial y otras, son
las problemáticas con las que los pescadores artesanales del caribe tienen que
enfrentarse día a día para permanecer en su territorio y desempeñarse
dignamente como pescadores artesanales. Como diría don Ariel, “esta lucha no
acaba, mientras exista un pescador de pie”.
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