lunes, 25 de enero de 2016

¡Así se moldea la huelga!

Artículo publicado en la Edición impresa 113 (enero - febrero 2016) de Periferia Prensa Alternativa

Por Equipo Periferia

En las afueras de Medellín, al sur, sobre la antigua vía que va al municipio de Caldas, en donde hace tres o cuatro décadas se levantaba una importante zona industrial, se encuentran Moldes Medellín y la Andes Cast Metals Foundry que pertenecen al grupo empresarial norteamericano Ross Mould. En la entrada principal se ven las pancartas que alientan la huelga de los trabajadores de la industria del vidrio afiliados a Sintravidricol; también se pueden ver los sellos que el Ministerio de Trabajo colocó en las puertas de acceso.

Bajo la carpa ubicada en la entrada principal encontramos más de diez obreros de la empresa, todos jóvenes. La carpa no solamente los cubre de la intemperie, es también la despensa, el espacio de educación, de solidaridad y de fortalecimiento moral.

Pablo Emilio Castaño, presidente nacional de Sintravidricol y empleado de Peldar desde hace veinte años, quien además asesora el proceso de negociación de sus compañeros, nos cuenta que Peldar fue creada a mediados de los años 40 por dos hermanos: Pedro Luis y Darío Restrepo Botero, dos antioqueños que compraron una pequeña fábrica de vidrio y aprovecharon la coyuntura que la segunda guerra mundial causó a las importaciones de este producto tan necesario.

“En Colombia es abundante el material para la producción de vidrio, y lo único que viene de afuera son los químicos y tintes que son componentes menores para crear todo tipo de vidrio desde el plano hasta los envases y vajillas. En esas condiciones favorables fue que Peldar creció como espuma y llegó a tener más de cuatro mil trabajadores en los años 70, gracias a los cuales, se convirtió en la empresa líder de ese sector”, complementa Mauricio, un joven líder sindical.

El negocio bien y los trabajadores mal

Al principio, Peldar concentraba todos los procesos de producción del vidrio, o sea la parte metalmecánica, el diseño, la fabricación de moldes, la fundición del hierro, entre otros,  y recuerda Pablo, “el trabajo era muy artesanal y los trabajadores carecían de todo tipo de protección industrial y de beneficios laborales, lo único que crecía era la recarga de trabajo; además no tenían transporte, alimentación ni descanso compensatorio. Por eso, con el fin de exigir condiciones justas de tipo laboral y social, los trabajadores se organizaron y en 1955 fundaron su sindicato  Sintravidricol.

Durante esta época Peldar se consolidó. Los grupos más poderosos como Ardila Lülle y Santo Domingo, lo vieron como una posibilidad de mayores ingresos, obviamente porque Peldar tenía lo que esas empresas necesitaban, o sea envases de vidrio y botellas. Por eso los unos, Ardila Lülle, compraron parte de la empresa y los otros, Bavaria, hicieron grandes negocios estratégicos con Peldar; otro grupo de empresarios también compraron acciones y la empresa se volvió un gran emporio, con plantas de producción en Cogua, Cundinamarca y en Envigado, Antioquia”.

Según cuentan los líderes sindicales, fue tanto el crecimiento de Peldar que en 1985 la Owens Illinois, la transnacional más poderosa de esa industria en el mundo, puso sus ojos y su dinero sobre la empresa colombiana y compró la mayoría de sus acciones. Con la inversión extranjera llegaron los cambios, transformaron las relaciones laborales, trajeron tecnología y redujeron la mano de obra en casi un 30%, de 3.000 trabajadores quedaron poco más de 2.000. En la negociación convencional con la nueva empresa se creó, de manera discriminatoria, una escala salarial paralela a la que tenían; esta se aplicaría a los nuevos. Los trabajadores y el Sindicato sufrieron un duro revés económico, político y social. Las transformaciones políticas al interior del Sindicato y de los trabajadores fueron evidentes con la nueva cultura laboral de competencia y divisionismo que trajo la transnacional. El neoliberalismo obligó al Sindicato a fortalecerse y pasar de sindicato de empresa a sindicato de industria para soportar la embestida. En los años 90 llegó la reforma laboral, la pensional y los fondos privados de cesantías; el chantaje principalmente fue la herramienta que utilizó la empresa para aplicar las nuevas condiciones a casi la totalidad de los trabajadores.

El segundo gran revés, comenta Pablo, se da en el año 1999, cuando la nueva empresa, aduciendo crisis económica, dijo que iba a sacar 250 trabajadores de la sección metalmecánica, y el Sindicato y los empleados le creyeron, y con el fin de evitar esta masacre laboral donaron 16 días de su trabajo. Meses más tarde, en agosto, la nueva Peldar vendió la sección talleres de mecánica al grupo Ross Mould Internacional; la nueva dueña extranjera, se llevó  toda el área metalmecánica y de fundición que funcionaba en Envigado y la trasladó junto con sus 130 trabajadores convencionados al municipio de Sabaneta, creando a su vez, lo que hoy se llama Moldes Medellín, es decir nace una nueva empresa, pero ahora de propiedad de Ross Mould, otro poderoso grupo norteamericano. Para completar, en el año 2000, Peldar compró la vidriera Fenicia y cerró uno de los tres hornos que traía esa empresa, generando más desempleo.

En resumen, Peldar se ganó los 16 días de todos los trabajadores, amplió su poder en el mercado comprando a Fenicia, su principal competidora; además se deshizo del área metalmecánica y se ganó otra buena cantidad de dinero, quedando con una empresa dedicada solo a la producción de vidrio. Los únicos que perdieron fueron los trabajadores.

La huelga: derechos para todos

Con este nuevo marco laboral y político, los trabajadores de Moldes Medellín, la mayoría jóvenes y sin experiencia sindical, se vieron abocados a enfrentar las políticas de la Ross Mould. Entre el 2001 y el 2015 se llevaron a cabo cuatro negociaciones, asesoradas desde luego por los directivos sindicales de mayor experiencia de Sintravidricol. Sin embargo los resultados fueron negativos para los trabajadores. En el 2001 se firmó una convención entre Moldes Medellín y Sintravidricol, a cinco años, que le permitió a Ross satelizar la producción y dividir la fuerza de los trabajadores. En el 2002, el grupo Ross divide en dos a Moldes Medellín, creando dentro de la misma planta otra empresa exclusiva para el área de fundición, la Ross and Cast Industriens; según el líder sindical Andrés Ocampo, “para que no se contaminaran con los sindicalizados”, en el 2003, la Ross, se llevó unas máquinas para el municipio de la Estrella y creó dentro de la misma planta, otras tres empresas, la Andes Cast Metals Foundry (fundición); la Andes International Toolings (herramientas) y la Ross International Design and Machine (diseño y máquinas). Todos los trabajadores de estas nuevas empresas de La Estrella fueron contratados cero kilómetros, con salario mínimo. Además, de manera ilegal, la empresa les desconoció los derechos adquiridos en la convención colectiva y les aplicó un pacto colectivo a los nuevos.

De una gran empresa como Peldar que manejaba todos los procesos de la industria del vidrio con más de tres mil trabajadores, ahora existían seis con menos de la mitad de trabajadores y con  condiciones laborales precarias. Sin embargo el malestar creció por la discriminación entre antiguos y nuevos y entre sindicalizados y no sindicalizados, y hacia el 2007 los de La Estrella se sindicalizaron y constituyeron la seccional en ese municipio.

Vino entonces el conflicto laboral del 2007 y según Sintravidricol, los trabajadores nuevos buscando justicia laboral y con las leyes a su favor, exigieron en el pliego de peticiones la aplicación de la convención a todos los trabajadores de las cinco empresas; y como empresarios y gobierno los desconocieron tuvieron que acudir al derecho legal y político de la huelga para que reconocieran al Sindicato y a la nueva seccional de La Estrella. Ni la empresa ni nadie creía que estos trabajadores durarían 24 días en huelga, al cabo de los cuales lograron el reconocimiento de Sintravidricol y de su nueva seccional; además la sindicalización de los trabajadores nuevos. Aunque no se logró la aplicación de las mismas normas convencionales para todos los trabajadores de las cinco empresas, se dio un paso importante, aunque polémico dentro del Sindicato, al generar en la misma convención un capitulo con normas menos favorables para los nuevos.

La Ross contraataca

Cuando se venía la negociación del 2012, comenta Andrés: “inesperadamente el Grupo Ross pidió adelantar la negociación con el argumento de que venía un gran negocio con un cliente brasilero y no quería que el conflicto y una posible huelga perjudicaran a la empresa, la que además alegaba crisis y necesidad de reducir la planta de trabajadores; el Sindicato aceptó adelantar la negociación. Pero en medio de esta la empresa utilizó la treta de saturar de trabajo una de las plantas y vaciar la otra con el fin de justificar el despido de 60 trabajadores, para lo cual pidió permiso al Ministerio de Trabajo. Se trenzó un nuevo conflicto de gran magnitud en el que el Sindicato derrotó legalmente la solicitud de despido masivo, pero la empresa chantajeó con dinero a casi 30 trabajadores y los hizo renunciar. Al final se hizo evidente que lo del negocio con Brasil era mentira”.

Esta convención, informan los sindicalistas, de todas maneras se firmó con una nueva vigencia a cuatro años (2011-2015), con fecha de vencimiento noviembre 20 de 2015. Pero se logró tumbar los cinco pactos colectivos y extender la convención a todos los trabajadores. El 31 de diciembre de 2012, sin mayores explicaciones el grupo Ross decide concentrar nuevamente las cinco empresas en solo dos: Moldes Medellín y Andes Cast Metals Foundry, las que siguen funcionando en Sabaneta y La Estrella. La discriminación laboral se siguió presentando.

La lucha continúa

En noviembre de 2015, los 270 trabajadores de la Ross Mould iniciaron una nueva búsqueda: la de igualar las garantías laborales a todos los empleados, pues, según los sindicalistas, a la fecha los de Moldes Medellín no gozan de auxilio de transporte, algunos no tienen restaurante y carecen de ayudas para la educación.

Pero el representante legal de la empresa, Daniel Posada Duque no ha visto bien esta iniciativa, por el contrario desarrolló una estrategia para dilatar el proceso de negociación, contratando a la firma de abogados externa Godoy-Córdoba; otra, para desprestigiar al Sindicato y dividir a los trabajadores, reuniéndolos en un restaurante y prometiéndoles cosas muy distintas a las que se discutían en la mesa con los abogados; así que los sindicalistas  tuvieron que salir a aclarar lo dicho por el representante legal de Ross, quien además tildaba a los sindicalizados como ilegales.

Pero de nada sirvieron las tretas. Como no hubo acuerdo en las etapas legales, los trabajadores votaron mayoritariamente la huelga el 15 de noviembre. El 23 del mismo mes, el Ministerio de Trabajo selló las puertas, no sin antes soportar un show del señor Daniel Posada, que según los líderes sindicales provocó la llegada del Gaula, porque supuestamente lo habían secuestrado al interior de su propia empresa; lo real como pudo confirmarlo el funcionario del Ministerio de Trabajo y la Policía, era que el señor Posada no quería salir de las instalaciones y así impedir los procedimientos legales.

Hoy los trabajadores llevan más de 66 días en huelga, entre otras cosas, gracias a su importante decisión económica y política de constituir un fondo prohuelga en el año 2001, al cual le aportan el 25% de la cuota sindical que es del 2% de su salario. Este fondo ahora tiene, aproximadamente 1.200 millones de pesos. Su moral esta alta, hay motivación y respaldo al Sindicato a tal punto que se han vinculado nuevos trabajadores y sus familiares. Las carpas de la huelga se han convertido en escuelas y espacios abiertos al público, con programación educativa y cultural, que fortalecen los lazos afectivos entre los trabajadores, sus familias y el movimiento social.

No se sabe en qué va a terminar este conflicto, porque la empresa ni siquiera ha tenido en cuenta los requerimientos del Sindicato, en especial no cede a extender los derechos a todos los trabajadores, por el contrario quiere desmejorar los adquiridos en materia de libertad sindical. Como es obvio, después de la exitosa huelga los trabajadores no darán su brazo a torcer.

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