Por
Jazmín Grajales
La vereda Gallinazo está ubicada en el
municipio de Villamaría en el departamento de Caldas, su nombre, cuenta la
leyenda popular, se da porque “en una mina de oro cercana se encontró una
piedra preciosa con la forma de un gallinazo”. Actualmente es un centro poblado
que cuenta con aproximadamente 558 habitantes (2014), pero su historia según campesinos
de la vereda tiene más o menos unos 100 años. Está rodeada por varias fuentes
hídricas como lo son el río Chinchiná, y cinco quebradas: Cajones, Frailes, la
Negra, la Olivia y Manantiales, también la rodean varios nacimientos de agua. 
Su
economía se caracteriza por ser de ganadería lechera y sus derivados; sus
habitantes se emplean como agricultores, ordeñadores o mayordomos, también se
encuentran varios cultivos de trucha y criadero de caballos, y otros animales
como los pollos, las gallinas y los cerdos. También es un sector muy turístico
por sus paisajes de manantiales, sus senderos ecológicos y los famosos Termales
del Otoño reconocidos tanto en el ámbito nacional como internacional por ser un
espacio de tranquilidad y diversión. Esta atracción ha llevado también al
reconocimiento de la vereda como corredor gastronómico. Motivado por los
diversos atractivos del lugar proliferan los negocios de platos típicos como el
sancocho de gallina o espinazo, los frijoles, el plátano maduro con queso, la
arepa de choclo, los chorizos, la aguapanelita con queso y otras ofertas que,
los fines de semana, hacen del lugar un espacio de encuentro para las familias
manizaleñas y turistas, y para los habitantes del sector una actividad
económica para su sustento cotidiano.
Desde
hace unos seis meses habitantes y vecinos del sector tienen la preocupación que
su vereda cambie, pues se está desarrollando un proceso de exploración y
explotación minera tipo socavón por parte de los señores Orlando Londoño
Grajales y Gabriel Sánchez Clavijo dueños del proyecto, así lo expresó Juan
Fernando Correa vecino de la vereda, añadiendo además que “la situación es un
poco alarmante porque Gallinazo, como se conoce, es una vereda que vive del
turismo, y algunos habitantes trabajan en fincas aledañas, esto como su fuente
de ingreso principal”. Frente a esta situación la comunidad ha realizado
encuentros convocados por sus líderes y lideresas, y la Junta de Acción Comunal
con el fin de trabajar de manera unida como habitantes de la vereda y vecinos
de esta, para conocer los problemas a los que se verían enfrentados si se
permitiera la explotación de oro en las montañas, en material arenoso que están
ubicadas en un bosque de niebla según sus habitantes; así mismo identifican que
un proyecto de minera podría causar el derrumbe de las montañas y producir
desastres ambientales, contaminación de las fuentes hídricas, agotamiento del
caudal del río, las quebradas y la destrucción del bosque.   
La
comunidad después de haber escuchado a los dueños del proyecto, tienen una
posición muy clara: no permitir que este se desarrolle, pues son conscientes
del daño que esto le causaría a sus territorios, a los recursos naturales y a
la dinámica propia de su cotidianidad, de sus fuentes de ingresos y actividad
productiva.
Otra
habitante del sector, Ana Lucia Muñoz, líder y promotora en salud de la vereda,
manifiesta que la comunidad se ha unido más entorno a la lucha por proteger el
territorio y el agua, ya que son conscientes del daño que causaría el proyecto.
Frente a esto han iniciado acciones como recolectar 400 firmas con los
habitantes del sector en contra de las minas. Además apunta que “si llega la
minería esto va a transformarse radicalmente, porque donde hay minas cambia el
entorno de la comunidad y eso no lo queremos”. 
 
Cuenta
 Juan Fernando que ellos le expresaron a
los dueños del proyecto minero que “aquí lo que necesitamos es agua, es vida. Afuera
la minería, no queremos empleos indignos, no queremos prostitución en la zona,
no queremos llenar esto de bares, de paramilitares, de invasores, queremos
seguir viviendo tranquilos como lo hemos venido haciendo”. Estos al ver la negativa
de la comunidad, finalizaron con una advertencia, “así ustedes se opongan,
digan lo que digan, ahí va a llegar una multinacional  y ustedes no van a poder hacer nada”
puntualizó doña Ana, quien además señala que se ha escuchado en el sector
mensajes amenazantes de desconocidos, como “díganles que no se sigan metiendo
porque ahí hay gente muy peligrosa”. 
La
comunidad ha tocado varias puertas entre esas las del concejo de Villamaría,
donde expusieron la preocupación frente a dicha situación, estos han
manifestado el apoyo a la comunidad, pero también les han advertido que ante
decisiones de instancias nacionales y directamente de los ministerios ellos
como gobernantes locales no tendrían la potestad para frenar un proyecto de
estos. Por esta razón la comunidad se pregunta ¿Qué ejercicio político deben
realizar para lograr el respaldo a las problemáticas locales?.
Toda
esta problemática ha generado un proceso de organización y unidad de la
comunidad, así como la solidaridad, el acompañamiento de vecinos del sector, ambientalistas
y de apoyo jurídico por parte de la Clínica sociojurídica de la Universidad de
Caldas,  para generar resistencia y lucha
en defensa del territorio.
Entre
las iniciativas que las mujeres y hombres de la vereda vienen preparando se
encuentra una Caminata sagrada o abrazo a la montaña, que permita el
reconocimiento del territorio y el rescate de la memoria histórica de Gallinazo
y que de paso genere mayores procesos de concientización de la comunidad, de
los habitantes del municipio de Villamaría  y de la ciudad de Manizales, cercana también a
la vereda y que se vería afectada ya que en esta zona nacen afluentes que
surten de agua a la capital de Caldas.
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| Foto: Periferia Eje Cafetero | 
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| Foto: Periferia Eje Cafetero | 
 
 
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