Artículo publicado en la Edición impresa 113 (enero - febrero 2016) de Periferia Prensa Alternativa
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Por Periferia Eje Cafetero
Salento es un municipio del
departamento del Quindío que tiene varias denominaciones, entre ellas la de
“Padre del Quindío” por ser el municipio más antiguo de este territorio, con
174 años; también se le conoce como el municipio Cuna del árbol nacional “La
Palma de Cera”, pero hay uno que desde el pasado mes de diciembre se ha ido
desdibujando y es el de “Estrella hídrica reguladora de agua en sus esponjas
naturales”; así lo dice un letrero que se encuentra en el recorrido hacia el
Ecoparque el Mirador y el Alto de la Cruz, pues su situación de escases de agua
hace que tal denominación se ponga en cuestión.
Este municipio es un
territorio mágico, que se destaca por sus hermosos paisajes rodeados de
montañas color verde esmeralda y sus fuentes hídricas como ríos y quebradas
cristalinas, y por su arquitectura colonial, sus casas de bahareque con elaborados
marcos de ventanales y puertas grandes, pintados de colores alegres y cálidos,
así como sus habitantes.
En los meses de
diciembre de 2015 y enero de 2016, en el marco de sus fiestas de aniversario, se
presentó un fuerte racionamiento de agua, que sorprendió a todo el mundo, ya
que este municipio provee el preciado líquido a otros municipios vecinos como
Filandia, Circasia y hasta el de Armenia.
Cuando nos detuvimos
a tomar un granizado, pues el calor quemaba, le preguntamos por la escasez del
agua al señor que atendía el negocio. Carlos, así se llamaba, nos contó que no
llovía desde hacía varias semanas, y mientras nos preparaba la bebida decía que
la situación estaba complicada y no veía ningún esfuerzo para resolver el
problema, y repitió lo que se le escucha a muchos: la próxima guerra va a ser
por el agua. Carlos se veía preocupado porque esta situación sin duda no
permitía prestar un buen servicio en su café.
Jaime y María
Eugenia, ambos líderes del municipio y de la Fundación Bahareque e integrantes
de un espacio de organización social llamado la Mesa Ciudadana de Salento,
donde confluyen varias organizaciones del municipio y veredas cercanas, nos
contaron que “esta situación se ha advertido desde diferentes espacios,
inclusive desde el orden internacional, pues el fenómeno del niño es una
variabilidad climática que hace parte de las condiciones climatológicas
normales del planeta, pero por los impactos que ha ocasionado el hombre, y las
afectaciones que se han dado en cuanto al calentamiento global, esas
variabilidades se vienen incrementando, y si no se replantea la forma de vivir
humana, obviamente vamos a tener situaciones extremas”.
Además, puntualizó
Jaime, “según cifras del DANE entre habitantes urbanos y rurales son 8.000
personas aproximadamente a las que la entidad prestadora del servicio- Esaquin-
debe garantizar el agua, pero la actividad
turística del municipio, que además aún no ha sido reglamentada, desborda su
capacidad causando situaciones preocupantes de carácter ambiental y
sanitarias”.
En enero del 2016,
según cifras de la Cámara de Comercio del Quindío, en tres días de fiestas de
aniversario del municipio se recibieron aproximadamente 25.000 personas. El
acueducto de Salento es abastecido por cuatro quebradas: Cruz Gorda, Bolivia,
Corozal y Cristalina; que no alcanzan a cubrir esta demanda, y además solo las
dos primeras, que están legalizadas, recogen un caudal de 18 litros por segundo;
las otras dos funcionan sin concesión legal. A pesar de que esta irregularidad
es un secreto a voces en el municipio, las autoridades no se han preocupado por
resolver esta situación.
Según Jaime, las fuentes
hídricas que abastecen el acueducto nacen en predios privados pertenecientes a
la multinacional Smurfit Kappa Cartón de Colombia S.A y a otros particulares.
Los datos de planeación municipal confirman que un 10% del municipio pertenece a
Smurfit. Esta empresa se dedica a la siembra de pino y eucalipto para el
negocio de venta de madera para la producción de papel y sus derivados, lo que
ha causado desplazamiento de comunidades rurales y daño ambiental. Si a esta
situación le sumamos el turismo creciente, la problemática se hace más crítica
para los habitantes del municipio y su territorio.
Sin embargo, las
comunidades han promovido propuestas de acueductos comunitarios o veredales, que
según Jaime “al Estado no le ha interesado fortalecer estas iniciativas
ciudadanas, acá hay alrededor de 8 acueductos rurales, que son autosuficientes;
pero tienen muchos inconvenientes por la falta de recursos, de organización de
las comunidades y dificultades en la técnica de tratamiento del agua. En la
mayoría de acueductos no se está potabilizando adecuadamente el agua, entonces
crean todo el terreno para que entidades como Esaquin exijan los procedimientos
legales, que fueron aprobados para fortalecer a los privados, y persigan las iniciativas de estas pequeñas empresas
comunitarias”.
Aunque el
racionamiento en el municipio de Salento se extendió durante 15 días entre el
mes de diciembre de 2015 y enero de 2016, no fue suficiente para que los
habitantes y mucho menos los turistas tomaran conciencia de la delicada
situación. Tampoco para que el Estado tomara medidas al respecto.
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