Artículo publicado en la Edición impresa 113 (enero - febrero 2016) de Periferia Prensa Alternativa
Por Equipo Periferia
Por Equipo Periferia
En
las afueras de Medellín, al sur, sobre la antigua vía que va al municipio de
Caldas, en donde hace tres o cuatro décadas se levantaba una importante zona
industrial, se encuentran Moldes Medellín y la Andes Cast Metals Foundry que
pertenecen al grupo empresarial norteamericano Ross Mould. En la entrada
principal se ven las pancartas que alientan la huelga de los trabajadores de la
industria del vidrio afiliados a Sintravidricol; también se pueden ver los
sellos que el Ministerio de Trabajo colocó en las puertas de acceso.
Bajo
la carpa ubicada en la entrada principal encontramos más de diez obreros de la
empresa, todos jóvenes. La carpa no solamente los cubre de la intemperie, es
también la despensa, el espacio de educación, de solidaridad y de
fortalecimiento moral.
Pablo
Emilio Castaño, presidente nacional de Sintravidricol y empleado de Peldar
desde hace veinte años, quien además asesora el proceso de negociación de sus
compañeros, nos cuenta que Peldar fue creada a mediados de los años
40 por dos hermanos: Pedro Luis y Darío Restrepo Botero, dos antioqueños que compraron
una pequeña fábrica de vidrio y aprovecharon la coyuntura que la segunda guerra
mundial causó a las importaciones de este producto tan necesario.
“En Colombia es abundante el
material para la producción de vidrio, y lo único que viene de afuera son los químicos
y tintes que son componentes menores para crear todo tipo de vidrio desde el
plano hasta los envases y vajillas. En esas condiciones favorables fue que
Peldar creció como espuma y llegó a tener más de cuatro mil trabajadores en los
años 70, gracias a los cuales, se convirtió en la empresa líder de ese sector”,
complementa Mauricio, un joven líder sindical.
El
negocio bien y los trabajadores mal
Al principio, Peldar concentraba
todos los procesos de producción del vidrio, o sea la parte metalmecánica, el
diseño, la fabricación de moldes, la fundición del hierro, entre otros, y recuerda Pablo, “el trabajo era muy
artesanal y los trabajadores carecían de todo tipo de protección industrial y
de beneficios laborales, lo único que crecía era la recarga de trabajo; además
no tenían transporte, alimentación ni descanso compensatorio. Por eso, con el
fin de exigir condiciones justas de tipo laboral y social, los trabajadores se
organizaron y en 1955 fundaron su sindicato
Sintravidricol.
Durante esta época Peldar se
consolidó. Los grupos más poderosos como Ardila Lülle y Santo Domingo, lo
vieron como una posibilidad de mayores ingresos, obviamente porque Peldar tenía
lo que esas empresas necesitaban, o sea envases de vidrio y botellas. Por eso
los unos, Ardila Lülle, compraron parte de la empresa y los otros, Bavaria,
hicieron grandes negocios estratégicos con Peldar; otro grupo de empresarios
también compraron acciones y la empresa se volvió un gran emporio, con plantas
de producción en Cogua, Cundinamarca y en Envigado, Antioquia”.
Según cuentan los líderes
sindicales, fue tanto el crecimiento de Peldar que en 1985 la Owens Illinois, la
transnacional más poderosa de esa industria en el mundo, puso sus ojos y su
dinero sobre la empresa colombiana y compró la mayoría de sus acciones. Con la
inversión extranjera llegaron los cambios, transformaron las relaciones
laborales, trajeron tecnología y redujeron la mano de obra en casi un 30%, de
3.000 trabajadores quedaron poco más de 2.000. En la negociación convencional
con la nueva empresa se creó, de manera discriminatoria, una escala salarial
paralela a la que tenían; esta se aplicaría a los nuevos. Los trabajadores y el
Sindicato sufrieron un duro revés económico, político y social. Las
transformaciones políticas al interior del Sindicato y de los trabajadores
fueron evidentes con la nueva cultura laboral de competencia y divisionismo que
trajo la transnacional. El neoliberalismo obligó al Sindicato a fortalecerse y
pasar de sindicato de empresa a sindicato de industria para soportar la
embestida. En los años 90 llegó la reforma laboral, la pensional y los fondos
privados de cesantías; el chantaje principalmente fue la herramienta que
utilizó la empresa para aplicar las nuevas condiciones a casi la totalidad de
los trabajadores.
El segundo gran revés,
comenta Pablo, se da en el año 1999, cuando la nueva empresa, aduciendo crisis
económica, dijo que iba a sacar 250 trabajadores de la sección metalmecánica, y
el Sindicato y los empleados le creyeron, y con el fin de evitar esta masacre
laboral donaron 16 días de su trabajo. Meses más tarde, en agosto, la nueva Peldar
vendió la sección talleres de mecánica al grupo Ross Mould Internacional; la
nueva dueña extranjera, se llevó toda el
área metalmecánica y de fundición que funcionaba en Envigado y la trasladó
junto con sus 130 trabajadores convencionados al municipio de Sabaneta, creando
a su vez, lo que hoy se llama Moldes Medellín, es decir nace una nueva empresa,
pero ahora de propiedad de Ross Mould, otro poderoso grupo norteamericano. Para
completar, en el año 2000, Peldar compró la vidriera Fenicia y cerró uno de los
tres hornos que traía esa empresa, generando más desempleo.
En resumen, Peldar se ganó
los 16 días de todos los trabajadores, amplió su poder en el mercado comprando
a Fenicia, su principal competidora; además se deshizo del área metalmecánica y
se ganó otra buena cantidad de dinero, quedando con una empresa dedicada solo a
la producción de vidrio. Los únicos que perdieron fueron los trabajadores.
La
huelga: derechos para todos
Con este nuevo marco laboral
y político, los trabajadores de Moldes Medellín, la mayoría jóvenes y sin
experiencia sindical, se vieron abocados a enfrentar las políticas de la Ross
Mould. Entre el 2001 y el 2015 se llevaron a cabo cuatro negociaciones,
asesoradas desde luego por los directivos sindicales de mayor experiencia de
Sintravidricol. Sin embargo los resultados fueron negativos para los
trabajadores. En el 2001 se firmó una convención entre Moldes Medellín y
Sintravidricol, a cinco años, que le permitió a Ross satelizar la producción y
dividir la fuerza de los trabajadores. En el 2002, el grupo Ross divide en dos a
Moldes Medellín, creando dentro de la misma planta otra empresa exclusiva para
el área de fundición, la Ross and Cast Industriens; según el líder sindical
Andrés Ocampo, “para que no se contaminaran con los sindicalizados”, en el 2003,
la Ross, se llevó unas máquinas para el municipio de la Estrella y creó dentro
de la misma planta, otras tres empresas, la Andes Cast Metals Foundry
(fundición); la Andes International Toolings (herramientas) y la Ross International
Design and Machine (diseño y máquinas). Todos los trabajadores de estas nuevas
empresas de La Estrella fueron contratados cero kilómetros, con salario mínimo.
Además, de manera ilegal, la empresa les desconoció los derechos adquiridos en
la convención colectiva y les aplicó un pacto colectivo a los nuevos.
De una gran empresa como
Peldar que manejaba todos los procesos de la industria del vidrio con más de
tres mil trabajadores, ahora existían seis con menos de la mitad de
trabajadores y con condiciones laborales
precarias. Sin embargo el malestar creció por la discriminación entre antiguos
y nuevos y entre sindicalizados y no sindicalizados, y hacia el 2007 los de La
Estrella se sindicalizaron y constituyeron la seccional en ese municipio.
Vino entonces el conflicto
laboral del 2007 y según Sintravidricol, los trabajadores nuevos buscando
justicia laboral y con las leyes a su favor, exigieron en el pliego de
peticiones la aplicación de la convención a todos los trabajadores de las cinco
empresas; y como empresarios y gobierno los desconocieron tuvieron que acudir
al derecho legal y político de la huelga para que reconocieran al Sindicato y a
la nueva seccional de La Estrella. Ni la empresa ni nadie creía que estos trabajadores
durarían 24 días en huelga, al cabo de los cuales lograron el reconocimiento de Sintravidricol y de su nueva
seccional; además la sindicalización de los trabajadores nuevos. Aunque no se
logró la aplicación de las mismas normas convencionales para todos los
trabajadores de las cinco empresas, se dio un paso importante, aunque polémico
dentro del Sindicato, al generar en la misma convención un capitulo con normas
menos favorables para los nuevos.
La
Ross contraataca
Cuando se venía la
negociación del 2012, comenta Andrés: “inesperadamente el Grupo Ross pidió
adelantar la negociación con el argumento de que venía un gran negocio con un
cliente brasilero y no quería que el conflicto y una posible huelga perjudicaran
a la empresa, la que además alegaba crisis y necesidad de reducir la planta de
trabajadores; el Sindicato aceptó adelantar la negociación. Pero en medio de
esta la empresa utilizó la treta de saturar de trabajo una de las plantas y
vaciar la otra con el fin de justificar el despido de 60 trabajadores, para lo
cual pidió permiso al Ministerio de Trabajo. Se trenzó un nuevo conflicto de
gran magnitud en el que el Sindicato derrotó legalmente la solicitud de despido
masivo, pero la empresa chantajeó con dinero a casi 30 trabajadores y los hizo
renunciar. Al final se hizo evidente que lo del negocio con Brasil era
mentira”.
Esta convención, informan
los sindicalistas, de todas maneras se firmó con una nueva vigencia a cuatro
años (2011-2015), con fecha de vencimiento noviembre 20 de 2015. Pero se logró
tumbar los cinco pactos colectivos y extender la convención a todos los
trabajadores. El 31 de diciembre de 2012, sin mayores explicaciones el grupo
Ross decide concentrar nuevamente las cinco empresas en solo dos: Moldes
Medellín y Andes Cast Metals Foundry, las que siguen funcionando en Sabaneta y
La Estrella. La discriminación laboral se siguió presentando.
La
lucha continúa
En noviembre de 2015, los
270 trabajadores de la Ross Mould iniciaron una nueva búsqueda: la de igualar
las garantías laborales a todos los empleados, pues, según los sindicalistas, a
la fecha los de Moldes Medellín no gozan de auxilio de transporte, algunos no
tienen restaurante y carecen de ayudas para la educación.
Pero el representante legal de
la empresa, Daniel Posada Duque no ha visto bien esta iniciativa, por el
contrario desarrolló una estrategia para dilatar el proceso de negociación,
contratando a la firma de abogados externa Godoy-Córdoba; otra, para
desprestigiar al Sindicato y dividir a los trabajadores, reuniéndolos en un
restaurante y prometiéndoles cosas muy distintas a las que se discutían en la
mesa con los abogados; así que los sindicalistas tuvieron que salir a aclarar lo dicho por el
representante legal de Ross, quien además tildaba a los sindicalizados como
ilegales.
Pero de nada sirvieron las
tretas. Como no hubo acuerdo en las etapas legales, los trabajadores votaron mayoritariamente
la huelga el 15 de noviembre. El 23 del mismo mes, el Ministerio de Trabajo
selló las puertas, no sin antes soportar un show del señor Daniel Posada, que
según los líderes sindicales provocó la llegada del Gaula, porque supuestamente
lo habían secuestrado al interior de su propia empresa; lo real como pudo
confirmarlo el funcionario del Ministerio de Trabajo y la Policía, era que el
señor Posada no quería salir de las instalaciones y así impedir los
procedimientos legales.
No se sabe en qué va a
terminar este conflicto, porque la empresa ni siquiera ha tenido en cuenta los
requerimientos del Sindicato, en especial no cede a extender los derechos a
todos los trabajadores, por el contrario quiere desmejorar los adquiridos en
materia de libertad sindical. Como es obvio, después de la exitosa huelga los
trabajadores no darán su brazo a torcer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario