viernes, 26 de febrero de 2016

Editorial 114 - La dama Colombia


Fotografía: Miguel Romero
 Por estos días el departamento de La Guajira volvió a ser noticia; mala noticia, porque más de siete niños Wayúu murieron y otros tantos están a punto de fallecer de desnutrición en hospitales del Atlántico. Las comunidades de regiones como la Alta Guajira, el Chocó, Cauca, Córdoba y Magdalena son las más pobres de Colombia y existen para el resto del país solo cuando la tragedia que las consume toca límites de crueldad; y son los medios masivos de comunicación los responsables de recordárnoslo, pero también de invisibilizarlos. Forman la alharaca y nos sensibilizan por unos días mientras baja la marea. Sobre las razones de esa miseria no dicen nada, lo ocultan porque sus jefes, los empresarios multimillonarios nacionales y extranjeros, tienen tanta responsabilidad en este drama como los que gobiernan el país y le abren la puerta a los extranjeros para que lo saqueen.
 Nadie, salvo la prensa alternativa y popular, investigadores independientes y otros medios con perspectiva social, muy pocos y que por fortuna existen aunque con gran dificultad, tratan de gritar a los cuatro vientos y mostrar con argumentos las razones que consumen a esos hermanos y hermanas en la miseria. Estos trabajos casi nunca son fuente de consulta para los grandes medios ni para los organismos de control.
 De acuerdo con un reportaje periodístico hecho en 2015 por el portal Las Dos Orillas, la nación indígena Wayúu, que sería la más grande de Colombia con más de 144 mil integrantes “muere de hambre y sed porque el río madre de la región fue represado y su agua privatizada para el servicio de la industria agrícola y la explotación de la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo”. Se trata de El Cerrejón, que no le deja al país sino pérdidas.
 En la Guajira sí hay agua, y hay tecnología que desaliniza el agua del mar, pero es utilizada para mantener fresco el carbón que se va para el extranjero, no sin antes dejar enfermedades y daños ecológicos en la bella costa atlántica, por donde quiera que pase el tren cargado de miles de toneladas de este mineral.
 “…Más de 37 mil niños indígenas sufren de desnutrición en esa zona (departamento desértico de La Guajira) y al menos 5 mil han muerto de inanición, aunque autoridades tradicionales Wayúu, como Armando Valbuena, sostiene que el número de pequeños muertos de hambre se acerca, en realidad, a los 14 mil”. Pero contrario a lo que plantean los periodistas de Las Dos Orillas, las cifras no han conmovido a nadie, o por lo menos nadie ha hecho nada para resolver semejante drama, en un departamento que puede ser el más rico del país, por sus reconocidas reservas de carbón, níquel y gas, entre otros.
 El maestro Hernando Marín, compositor vallenato de “la Dama Guajira”, nunca se equivocó cuando señaló a su natal departamento como una dama a la que galantean los extranjeros por su riqueza, pero que luego de saquearla la abandonan. Deberíamos hablar de la “Dama Colombia”, a la que le quitaron Panamá, y su petróleo y su oro y su agua y a la que no se cansan de saquear.
 Qué podemos decir del más reciente escándalo de Reficar, la refinería de Cartagena, a la cual se le invirtieron más de 8 mil millones de dólares. En 2006, Colombia estaba gobernada por Uribe Vélez y la plata era administrada por su ministro de Hacienda Oscar Iván Zuluaga; el contrato para la modernización de la refinería se hizo con Glencore, una empresa norteamericana que jamás había construido una refinería en su vida, por algo más de 3700 millones de dólares. Esta empresa no solo dejó tirada la construcción sino que salió premiada con 580 millones de dólares, según la Contraloría General de la Nación.
 Lo peor es el cinismo que acompaña a los gobiernos sucesivos; a los ministros de antes y presidentes de empresas de ahora; y a los grandes medios masivos de comunicación que ocultan toda esta podredumbre y corrupción, y hasta lavan los rostros de los responsables.
 En entrevista que Darío Arismendi de Caracol Radio le hizo a Juan Carlos Echeverry, presidente de Ecopetrol,  en octubre de 2015 cuando se “inauguró” la refinería de Cartagena, las alabanzas de un lado y la falsa modestia del otro fueron el común denominador durante muchos minutos (20¨). Allí se minimizó el tema del descalabro financiero y hubo expresiones de Darío Arizmendi de “pero bueno nunca es tarde” para referirse a la demora en la culminación de la obra (10 años). Echeverry por su parte dijo que estaban investigando las irregularidades y que tratarían de rescatar el dinero que se hubiera perdido, no señaló a ningún responsable, por supuesto, pero sí dejó un manto de duda sobre el sindicato de la USO, según él, por la Huelga de 2013 en esa refinería, se habrían perdido 550 millones de dólares; además enfatizó que con esta refinería prácticamente estaría resuelto el abastecimiento de combustible para jet, diesel de bajo azufre, gasolina de alto octanaje, propileno, coke y nafta, y se desbordó en elogios sobre los aportes a la industria, el empleo y el PIB que esta obra representaba.
 La refinería aún no está al 100% y según fuentes consultadas por Periferia, no lo va a estar y tampoco va a resolver el tema del abastecimiento, y es posible que se encuentren muchas otras irregularidades de tipo técnico que costarán muchos más millones de dólares al país. Aunque caracol señala a Echeverry como un prohombre de la economía y un inmejorable ejecutivo, es importante recalcar que era el Ministro de Hacienda entre 2010 y 2012, y como tal presidente de la junta directiva de Ecopetrol, cuando ese negocio estaba en plena ejecución, por tanto es responsable en parte de este robo descarado por acción u omisión.
 Cuando estalló el escándalo en febrero de 2016, emanado del informe de la Contraloría General de la Nación, el mismo Arismendi manifestó que el único que había advertido las irregularidades del negocio de Reficar en su momento fue el Ministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry; y que la única emisora que había denunciado y publicado sobre el tema era Caracol. ¡Que cinismo!. La USO, durante sus 100 años de existencia, ha denunciado cómo los gobiernos y las transnacionales se roban el petróleo colombiano. Fue una huelga de la USO en 1948, la que exigió la creación de Ecopetrol, como empresa estatal; desde hace aproximadamente 20 años vienen denunciando y demostrando como a Ecopetrol se lo roban, como lo privatizan por pedazos; desde hace por lo menos 8 años los dirigentes sindicales de la USO, advirtieron sobre irregularidades en Reficar y por mucho tiempo han exigido que el petróleo se refine en Colombia y en ese sentido han exigido la modernización de la refinería de Barrancabermeja; ningún medio ni organismo de control le ha parado bolas, jamás los micrófonos  ni la pantalla, de los medios masivos, han estado disponibles para esta organización.
 Es importante señalar algo más: Ecopetrol va a “regalar” Propilco y CENIT, la empresa de transporte de hidrocarburos, otra gallina de los huevos de oro, que le deja algo más del 40% de los ingresos a Ecopetrol. Esta privatización dejaría el cascarón de Ecopetrol quebrado, para echarle la culpa seguramente al sindicato. Vamos a ver si los medios masivos o los organismos de control son capaces de investigar, evitar este despilfarro; publicarlo y denunciarlo.

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