Por: Wilmar Castillo
La clínica Minerva está ubicada en pleno centro de la ciudad de Ibagué, entre las avenidas primera y segunda, en la carrera once, a una cuadra de la gobernación del Tolima. Esta clínica al igual que el Hospital Federico Lleras, entró en crisis financiera, pero con la diferencia que la clínica fue cerrada hace dos meses. Según las directivas del centro médico, las entidades de salud tales como Caprecom, Cafesalud, Saludcoop, la Policía y el Ejercito, no pagaban a la clínica los servicios prestados y por este motivo fue decayendo, por falta de recursos, expone Miguel Toro, quien lleva 21 años de camillero en la Minerva.
La clínica Minerva está ubicada en pleno centro de la ciudad de Ibagué, entre las avenidas primera y segunda, en la carrera once, a una cuadra de la gobernación del Tolima. Esta clínica al igual que el Hospital Federico Lleras, entró en crisis financiera, pero con la diferencia que la clínica fue cerrada hace dos meses. Según las directivas del centro médico, las entidades de salud tales como Caprecom, Cafesalud, Saludcoop, la Policía y el Ejercito, no pagaban a la clínica los servicios prestados y por este motivo fue decayendo, por falta de recursos, expone Miguel Toro, quien lleva 21 años de camillero en la Minerva.
Tomada de: sineditar.com/ En la foto: Miguel Angel Toro |
En medio de la
disputa jurídica y política, el gerente Mauro Varela impuso el cierre de la
clínica sin tener en cuenta a los socios y mucho menos a los empleados. Además,
argumenta el gerente que los pocos recursos que llegan están embargados por
acreedores. La deuda que tienen las entidades de salud con la Minerva, llega a
los $20.000 millones de pesos según cifras publicadas por el diario El
Espectador, el 3 de julio de 2015, tomadas de la Secretaría de salud
departamental.
Luego de 66 años de
servicio, el cierre de la Minerva, generó la necesidad organizativa de sus
trabajadores; los empleados se afiliaron a ANTHOC (Asociación Nacional de
Trabajadores Hospitalarios y de Clínica), y se constituyeron como seccional Clínica
Minerva, contando de esta manera con presidente, tesorero, fiscal, dos conciliadores
y comité de educación. Exigiendo a partir de esta figura organizativa, “que se
les pague los cuatro meses de deuda, porque en la casa los ratones pelean por
cualquier pedazo de pan que encuentren, que nos tengan al día la seguridad
social, y si no nos quieren emplear, que nos pasen la carta de despido”, afirma
Miguel Toro. Hasta el momento no los han llamado para conciliar ni siquiera el
pago de dos meses. La semana pasada hubo una reunión con el gerente, pero este asumió
la postura de no escuchar a los empleados.
Pero detrás del
cierre de la clínica, se presentan los dramas humanos. Olga Lucia Villareal, es
una empleada que lleva trabajando en la clínica siete años, tres de cooperativa
y cuatro de planta. Hace un año, la Minerva empezó a atrasarse en los sueldos,
cancelaban uno y debían dos, a raíz de eso, Olga Lucia se vio obligada a pedir
plata prestada al 20%. Las deudas y los intereses aumentaron tanto, que tuvo
que vender la casa para poder cubrir las deudas personales. A la fecha, la
clínica le debe cuatro meses de sueldo, tres meses de seguridad social, las
cesantías, las vacaciones. Ahora Olga no tiene casa y tampoco esperanzas de que
le paguen porque la respuesta del gerente es la misma: plata no hay.
Así como Olga Lucia,
comenta Miguel, los demás empleados están pasando por la misma situación, lo
más grave es que “hay niños de por medio, cuyos padres y madres están atrasados
en pensiones, no hay recursos para mandar a estudiar a los hijos, ni seguridad
social para aquellos empleados que tienen bebes”.
Los pacientes no se
salvan de la crisis del sistema de salud en todo el departamento del Tolima,
siempre llevan las de perder, por ejemplo a la hora de la toma de decisiones
sobre sus diagnósticos e intervenciones médicas. Explica Héctor que “hace 20 años un gerente
del hospital podía decidir sobre la atención de cualquier paciente por grave
que fuera, y lo resolvía, pero hoy en día, ni el director del hospital, ni las
EPS´s, mucho menos el alcalde o el gobernador, ni tampoco el ministro ni el
presidente, pueden decidir en algún caso de salud, quien decide sobre una
intervención quirúrgica o la atención de un paciente es el juez, por medio de
la acción de tutela”.
Esto sucede, según el
presidente de ANTHOC, porque “al convertirse la salud en una mercancía, las
EPS´s pagan la mitad de lo facturado por los hospitales, se les cobra mil
millones de pesos, y ellas pagan solo 500 millones de pesos, por esta razón se
ve que muchas EPS´s tienen cantidad de bienes raíces pero la prestación del
servicio es totalmente deficiente; la falta de recursos, de financiación y de
malos manejos, permitidos por el modelo actual de salud, van marchitando a las
clínicas y los hospitales hasta llevarlos a la quiebra”.
Esta es una crisis
nacional que no se resolverá, manifiesta Héctor Gaviria, sino con “la unidad de
los actores sociales, que involucra desde el ciudadano común, los miembros de
la academia, los partidos políticos, la comunidad médica, los padres de familia
y hasta las Juntas de Acción comunal, para presionar las soluciones reales que
mejoren la salud de todos. Hay que defender los derechos nuestros, para que
mejoren las condiciones del ser humano”.
Por estas razones, dentro
de la crisis, los empleados de la Minerva seguirán movilizándose para no
aflojar en sus exigencias, y más cuando tienen una reunión con el Ministerio de
salud en el transcurso de esta semana, la que será según el sindicato precedida
de marchas y mítines como forma de hacerse escuchar frente a la comunidad. Así
mismo, Toro llama a la comunidad a participar de las movilizaciones y
exigencias de los empleados de la Minerva, porque la clínica abierta beneficia
a muchas personas de Ibagué, asegura el camillero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario