viernes, 27 de noviembre de 2015

Reconfiguración de los bloques de poder tras el triunfo de Mauricio Macri

Por Alex Trujillo Giraldo[1]
trujillismo@hotmail.com


La noche del pasado domingo 22 de noviembre, la plaza de Mayo fue el punto de peregrinación natural del kirchnerismo para soportar de manera colectiva el estrecho triunfo del actual jefe de gobierno de la capital argentina y expresidente de Boca Juniors, Mauricio Macri (Cambiemos) por el 2.8% sobre el candidato oficialista y gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli (FpV). Las lágrimas se esfumaron rápidamente en los rostros de los anonadados militantes que como muchas otras veces cantaron hasta altas horas de la noche,           pero desempolvando las frases de resistencia que empezarán a resonar tras 12 años de gobiernos del peronismo progresista. Scioli admitió rápidamente la derrota y señaló: “Un país que dejamos, a quien tiene la enorme tarea, con la tasa más baja de desempleo desde hace muchos años, con la tasa más baja de desendeudamiento desde el 76”.

La derrota que desde el cierre de las urnas ya auguraban todos los medios hegemónicos de comunicación—afirmando  que llegaría hasta un 10% de diferencia—ha posibilitado toda serie de afirmaciones que parecían cosa del pasado como la editorial del día lunes en el diario La Nación[2], donde afirmaban que las ansias de venganza quedaban sepultadas, al referirse a los juicios de los militares implicados en la dictadura cívico-militar que desde el 24 de marzo1976 hasta el 10 de diciembre 1983 gobernó la Argentina. Es decir, que las ansias de verdad, justicia y reparación de las víctimas que supo expresar y defender el kirchnerismo no serán políticas de Estado para el presidente electo.

Foto: www.perfil.com
La noche del triunfo brilló en el escenario del bunker de Cambiemos una invitada muy particular, Lilian Tintori esposa de Leopoldo López, quien fuera juzgado y condenado por las manifestaciones violentas de febrero del 2014 en Venezuela que dejaron un saldo de 43 muertos, lo que anuncia el fuerte vínculo que tendrá el nuevo presidente de Argentina con la oposición venezolana. En semanas pasadas, Mauricio Macri había señalado que invocaría la cláusula democrática[3] de Mercosur para sancionar a Venezuela, como ya lo hizo el organismo multilateral con Paraguay tras el golpe parlamentario a Fernando Lugo en 2012.  Sin duda, el cambio que utilizó la campaña de Macri como slogan y nombre de su alianza de partidos, significa abandonar el bloque regional contrahegemónico que encabeza Venezuela para situarse nuevamente en las famosas “relaciones carnales con EE.UU.” que caracterizaron la década infame de los años noventa. La libertad cambiaria y de importaciones han sido anunciadas como sus principales apuestas económicas a corto plazo, lo cual cautivó el voto de la clase media durante la campaña, y que resultó definitivo fundamentalmente en provincia de Córdoba donde aplastó al candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli.

Sin embargo, el panorama es complicado para la gobernabilidad del país austral, dado que el Congreso sería opositor y viene aprobando leyes que imposibilitarían ciertos ajustes que vendrían con el nuevo gobierno. Por ejemplo, la ley que garantiza la gratuidad de las universidades públicas y la ley que obliga al ejecutivo a recurrir al legislativo cuando quiera vender acciones en manos del Estado. Los recortes en la burocracia estatal y los planes sociales serían inminentes. Los sectores industriales se verían afectados por la liberalización de las importaciones y la segura devaluación de la moneda. Las negociaciones salariales y la flexibilización laboral también serán parte de las políticas que implementará el nuevo gobierno. El fortalecimiento del presupuesto policial y la implementación de políticas antinarcóticos, de impronta colombiana, ya han sido anunciadas durante la campaña. Frente a todo esto, se reacomodarán rápidamente los bloques de poder, y las condiciones objetivas de las luchas sociales serán más antagónicas a medida que el Estado privilegie los intereses de las corporaciones que apoyaron a Macri durante la campaña.

Por su parte, los sectores más conservadores del peronismo se alinearán tras el liderazgo de Sergio Massa para surgir como alternativa moderada, y los más leales a Cristina Fernández de Kirchner, esperan cómo se juegan las cartas para movilizar todas sus fuerzas en lo que sin duda será un etapa de tensión social, protestas y retrocesos. La izquierda peronista y la izquierda independiente estarán más cerca que nunca por la concordancia en la lectura de la coyuntura electoral. El Frente de Izquierda (trotskismo) a su vez, perdió la posibilidad de ampliar el espectro y ha quedado alejado de muchos otros sectores que—apartando sus diferencias con el kirchnerismo—apoyaron a Scioli durante la segunda vuelta presidencial.




[1] Doctorando en comunicación social UNLP-Arg. Secretario de Juventud del Frente Patria Migrante
[2] http://www.lanacion.com.ar/1847930-no-mas-venganza
[3] http://www.infobae.com/2015/11/23/1771769-que-es-la-clausula-democratica-del-mercosur-que-mauricio-macri-quiere-invocar-contra-el-chavismo

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